Proverbios 1

 

SABER HABLAR Y SABER CALLAR

La riqueza de los proverbios en la vida cotidiana

(1ra parte)

saber callar

 Por: María Oliva Gutiérrez

Delegada Episcopal de Catequesis - Zipaquirá

 

 

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SABER HABLAR Y SABER CALLAR

La riqueza de los proverbios en la vida cotidiana

(1ra parte)

 

Por: María Oliva Gutiérrez

Delegada Episcopal de Catequesis - Zipaquirá

 

Introducción

 

Los proverbios son muy usados en las familias, en sus diálogos y en sus conversaciones ordinarias. También en los grupos y en general fluyen en la comunicación entre la gente, son característicos de lo que comunmente conocemos como "regionalismos"; algunos son bastante usados en el occidente de Colombia (Antioquia, Tolima, Caldas...), pero debido a las constantes movilizaciones internas de las familias, éstos se han popularizado en todo el país. 

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En muchos casos el proverbio adquiere un significado diverso según el contexto en el cual se esté hablando, según la persona que los pronuncia y las circunstancias que le rodean, este contexto condiciona también su aplicación. De todas formas sirven para ilustrar, iluminar y explicar el criterio personal o lo que se piensa respecto a una situación, a una persona, a un argumento.  

 

En mi experiencia, reconozco la gran sabiduría de mi padre, quien siempre se caracterizó por tener un proverbio a flor de labios para educar a sus hijos, para orietar a su familia, para aconsejar a sus vecinos. En el ambiente familiar no sólo pronunció el proverbio justo para el momento indicado, sino que profundizaba en su significado(1)También a sus amigos ayuda a comprender e interpretar las diversas situaciones que a diario se les presentan.

 

saberPuedo decir que mi padre fue un autodidacta en la vida y en este sentido muy próximo a la figura del sabio israelita, pues siempre es consultado por los miembros de la familia, y en muchos casos hasta por los vecinos(2).  Con toda justicia se le puede aplicar un proverbio que él mismo usa frecuentemente:

“Más sabe el diablo por viejo que por diablo”

 

Con la ayuda de mi padre recolecté, fácilmente, más de 90 proverbios, de los cuales les compartiré algunos que dan una enseñanza acerca de la prudencia en el hablar, sabiendo que en verdad las palabras no son otra cosa que el reflejo de esta facultad humana(3)

 

 

Leyendo el Libro de los Proverbios

 

Haciendo un recorrido por el Libro de los Proverbios, se destacan los sustantivos: boca, labios, lengua, palabras, discursos, mentiras, falsedad, calumnia, voz, y los verbos hablar, decir, callar, mentir, calumniar, maldecir, bendecir; aparecen en más de 70 proverbios. Y una tercera parte de los 90 recolectados contiene el tema del "hablar" implícita o explícitamente y lo presentan como ejercicio con el cual se puede construir o destruir, derribar o edificar a sí mismo, al ser humano y a la sociedad. 

 

No es accidental que en la carta de Santiago, más de la mitad del capítulo 3 está dedicado al tema de la lengua, ahabla la necesidad de saberla controlar: “Si alguno no cae al hablar, ése es varón perfecto, capaz de controlarse a sí mismo” (St 3,26). El apóstol hace un duro reclamo a los cristianos que llevan - como diríamos hoy -, una doble vida, que tienen una doble personalidad, ya que con la misma lengua que invocan a Dios Padre, con esa misma lengua engañan a los hermanos haciendo el mal sin medir las consecuencias de sus palabras (St 3,9-10). 

 

Tampoco es casualidad que este capítulo 3 de Santiago termine con una descripción de lo que es la auténtica sabiduría, después de haber ilustrado con una serie de imágenes, por lo demás claras y significativas, la necesidad de controlar la lengua. 

 

 

Diferencias y similitudes entre el libro bíblico y los proverbios populares

 

Puntos divergentes

Se encuentra una diferencia en la formulación del proverbio bíblico -al menos en el Libro de Los Proverbios-, siempre aparecen dos partes, una casi siempre está en positivo, mientras que la otra está en negativo o viceversa. También se presenta muchas veces en forma de prosa(4);mientras que, en los proverbios populares -usados en Colombia-, casi siempre el proverbio consta de una sola parte. 

 

 

Puntos convergentes

Evidentemente los puntos de encuentro entre los proverbios populares y los proverbios bíblicos están en que los unos y los otros se caracterizan por no tener que ser explicados para entender su mensaje, por la brevedad en la formulación, por la intención pedagógica(5)que contiene y porque realmente tocan los puntos de la cotidianidad de la vida, de lo ordinario. En el caso de los que se trabajan aquí, tocan una de las características que nos distinguen como seres humanos: la capacidad de comunicar

 

Un poder maravilloso

 

sabioDe que la lengua es un poder, no cabe la menor duda. Y como todo poder puede ser usado para hacer el bien o para hacer el mal. La Sagrada Escritura presenta al sabio como la persona que sabe hacer uso de la lengua para el bien, para la justicia, para la instrucción, y al mismo tiempo contrapone a éste el hombre necio que deja brotar la necedad de sus labios. 

 

“Los sabios acumulan ciencia, la boca del necio acelera la desgracia” (Prov. 10, 14)

 

 

Proverbio 1. A palabras necias, oídos sordos

Comúnmente se expresa en estos proverbios que no basta solo con hablar para obtener lo que se propone, sino que hay que pasar a las acciones concretas de la vida(6)La invitación de la sabiduría popular es a cerrar los oídos ante las palabras del necio, entendiendo el necio como la persona charlatana que no sabe pronunciar más que lamentos sin sentido y palabrerías contra lo que es verdadero, noble y justo. 

 

Saber hablar es una virtud

 Saber hablar no es simplemente saber comunicar las ideas que se tienen acerca de algo o de alguien, o saberdecir decir las cosas de manera apropiada según las circunstancias y según el auditorio. Saber hablar es mucho más que eso. Es saber decir en el momento oportuno lo que es justo y correcto, teniendo cuidado de las palabras que se usan. 

 

“Aparta de ti la lengua tramposa y aleja de ti los labios falsos” (Prov. 4, 24)

 

 

Proverbio 2. En boca cerrada no entran moscas

“En el  mucho hablar no faltará pecado, el que pone frenos a sus palabras es prudente”. (Prov. 10, 19).

 

 

Proverbio 3. El que tiene boca se equivoca

 

 Estos principios valen sobre todo cuando se piensa en el papel del educador y de manera prticular en el catequista, pues si bien se educa y se evangeliza principalmente con el testimonio, es cierto también que con el propio modo de hablar y con el contenido mismo de las palabras que se pronuncian, también se educa y se evangeliza. 

 

 

El silencio también es una virtud

 

silencioQuien es verdaderamente sabio es capaz de callar en el momento oportuno. El sabio sabe que los impulsos del carácter, la superficialidad del mundo circundante, el vacío que dejan las muchas palabras pronunciadas sin sentido, palabras que pretender llenar espacios dejados por la falsedad y la amargura de otros, es más saludable llenarlo con un silencio fecundo, silencio que sabe esperar la ocasión propicia para llegar al fondo de las situaciones y buscarles sentido, si es que lo tienen, o desecharlo si no conduce a buen fin.

 

“Los labios honrados apacientan a muchos, los necios mueren por falta de juicio” (Prov. 10, 21). 

 

 

Espere una segunda entrega de este artículo...

 

 Tomado de:

PONTIFICIA UNIVERSIDAD URBANIANA

INSTITUTO SUPERIOR DE CATEQUESIS Y ESPIRITUALIDAD MISIONERA 

Cátedra: Introducción a los Libros Sapienciales

Trabajo: "Saber hablar, saber callar"

Presentado por: María Oliva Gutiérrez

feb-2003

 

 

 Referencias: 

[1] D. Scaiola, La sapienza en Israel e nel vicino Oriente Antico, in Libri sapienziali e altri scritti, Logos, Corso bíblico 4, a cura di A. Bonora - M. Priotto, Elle di ci, Torino 1997, 59.

[2] D. Scaiola, op. cip., 40.

[3] CELAM, Vocabulario de la comunicación social, De. CELAM, Bogotá 1988, 139.

[4] V. Morla Asensio, Libri sapienziali e altri scritti, Vol. 5, Paidea, Brescia 1997,59.

[5] V. Morla Asensio, op. Cit., 59.

[6] A. Bonora, Proverbi - Sapienza, sapere e felicitá,,  LoB, Queriniana, Brescia 1990, 50.