Proverbios 2

SABER HABLAR Y SABER CALLAR

La riqueza de los proverbios en la vida cotidiana

(2da parte)

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Por: María Oliva Gutiérrez

Delegada Episcopal de Catequesis - Zipaquirá

SABER HABLAR Y SABER CALLAR

La riqueza de los proverbios en la vida cotidiana

(2da parte)

 

hablar1En la primera entrega de este artículo conocimos la importancia de los proverbios en nuestra cultura y su relación con la sabiduría bíblica. Además, se dio paso a los tres (3) primeros proverbios que hacen parte de la recopilación de aquellos que nos educan sobre la capacidad de comunicar. Los invito para que profundicemos en esta sabiduría proverbial a través del ejercicio cotidiano de "hablar":

 

 

Proverbio 4. Cada uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras

“El que habla poco posee el saber, el sereno de espíritu tiene talento” (Prov. 17, 27).

 

 

Proverbio 5. La palabra es plata, el silencio es oro

“Quien guarda su boca, custodia su vida; quien suelta los labios marcha a la ruina” (Prov. 13,3).

 

 

Proverbio 6. El que mucho habla, mucho yerra 

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Si saber hablar es un arte, saber callar no lo es menos. Sobre todo cuando se piensa en las relaciones sociales de los grupos y de las familias. El silencio oportuno edifica, construye las relaciones fraternas, evita malos entendidos y ayuda a madurar las grandes ideas7. De aquí que venga comparado con el precio del oro que supera el precio de la plata, que es más apreciado y apetecido. La serenidad se alcanza en el silencio, o  también como se dice popularmente: “En el silencio maduran las cosas grandes”.  

 

Vida y muerte están en la lengua 

 

La figura del árbol siempre evoca la vida, la fecundidad, la belleza. Los retoños del árbol cuando está germinando recuerdan que la vida es un proceso de crecimiento continuo. En ese proceso se involucra la capacidad de comunicar, y entonces aparece la contribución de la lengua según el buen uso que se le dé. Así que la lengua del justo se convierte en elemento de vida, y contrapuesta a ésta aparece la lengua del malvado, que no sólo respira violencia, sino que hiere en lo más profundo del sentimiento humano.

 

“Muerte y vida están en el poder de la lengua: lo que escoja eso comerá" (prov. 18, 21)

 

 

Proverbio 7. Del dicho al hecho hay mucho trecho

“Lengua suave es árbol de vida, lengua perversa hiere en lo vivo” (Prov. 15,4).

 

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Proverbio 8. Hablar bien no cuesta plata

“Las palabras del malvado son insidias mortales, la boca de los honrados los salva” (Prov. 12, 6).

 

 

Proverbio 9. Sirve más una gota de miel que un barril de hiel

“Testigo falso no quedará impune, el que suelta mentiras no escapará (Prov. 19, 5)”.

 

 

Proverbio 10. El pez muere por su boca 

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La muerte se identifica en este caso con la autocondeación, pues hablar bien no cuesta dinero y sin embargo el ser humano se resiste a reconocer explícitamente la bondad, el bien, la belleza y todo lo grandioso que existe en los otros seres creados. 

 

Figura de Dios 

La figura de Dios, aunque un poco velada, es aquella del juez, o mejor sería decir: el que da la paga, se puede notar al Dios que “paga a cada uno según sus obras”, es decir el Dios de la retribución. El Dios que sobre todo ama y premia al que obra el bien y con sus palabras defiende al inocente. 

 

Figura del hombre 

La figura del hombre que emerge de estos proverbios es la de una persona con todas las posibilidades y limitaciones en sus mismas manos, o mejor en su lengua. Un hombre ante todo invitado a hacer buen uso de esta gran facultad humana que es el hablar, sabiendo que del uso que haga de ella depende el éxito o el fracaso en sus relaciones con los demás seres humanos. También aparece un hombre sabio que enseña y uno que debe aprender a conducirse en la vida, es decir, se muestra al hombre con posibilidades y limitaciones, éstas últimas susceptibles a ser superadas si se tiene en cuenta la enseñanza de la sabiduría. En este sentido es clara la idea de Víctor Morla Asensio acerca de que el libro puede ser considerado  parcialmente como “un manual de sabiduría práctica" 8.  

 

 

A MANERA DE CONCLUSIÓN 

 

hablar3Debo reconocer que no ha sido un trabajo fácil, a pesar de que los proverbios hacen parte de su uso diario en familia, con los grupos y en general, en la vida diaria. Reconozco que ha sido para mi vida cristiana y catequística un gran aprendizaje, he podido valorar mucho más la sabiduría popular que siempre nos rodea, y de la cual nos enriquecemos, casi sin darnos cuenta.  

 

Realmente reconozco que tantos proverbios utilizados son en verdad consejos prácticos que nos ayudan a vivir lo cotidiano de nuestra existencia, es decir, las pequeñas y las grandes cosas, todo lo que sirve para conducirnos en el camino hacia la meta final: La Sabiduría de Dios hecha hombre: Jesucristo. 

 

El hecho de tratar de sacar a un nivel consciente la figura de Dios, del hombre y del mundo que existe en los proverbios, me ha ayudado a profundizar en el sentido de la vida que, sobre todo las personas mayores de los grupos y de las familias, tienen  y que de alguna manera han influenciado de manera positiva sobre la cultura actual; reconociendo además que, hoy por hoy el verdadero sabio, el hombre que realiza el fin para el cual ha sido creado, no es quien más ha estudiado sino aquel “que alcanza la sensatez, el hombre que quiere la inteligencia” (Prov 3,13).

 

 

 

Tomado de:

PONTIFICIA UNIVERSIDAD URBANIANA

INSTITUTO SUPERIOR DE CATEQUESIS Y ESPIRITUALIDAD MISIONERA 

Cátedra: Introducción a los Libros Sapienciales

Trabajo: "Saber hablar, saber callar"

Presentado por: María Oliva Gutiérrez

feb-2003

 

 

Referencias: 

[7] A. Bonora, op. Cit., 55.

[8] V. Morla Asensio, op. Cip., 100.